Me paro ante el porton.Dos guardias rezan el porton y lo custodian de los asesinos.Me acerco con una sonrisa.Aunque mi tunica no muestre mis ojos,la nariz y boca si se ven.Los guardias piden revisar mi bolsa,yo la traigo al frente y,antes de que miren,escondo mis hábitos de asesino al fondo,ocultado por la chatarra.Abren el porton para que me dejen salir de la ciudad.Mi proximo destino es Damasco,en particualar el herrero.